El ego siempre quiere ser
extraordinario, alguien especial, único, incomparable; ese es el deseo
anhelante del ego (un deseo exteriorizado u oculto, pero es esa la ambición del
ego). Si te puedes convertir en un Rockefeller, bueno; si puedes convertirte en
un Hitler, bueno; y si no puedes convertirte en Rockefeller o en Hitler,
entonces renuncia al mundo y piensa en convertirte en un Buda. Pero hazte
alguien, alguien especial, un fenómeno histórico. (…)
Ser ordinario (en cambio), es el mas
extraordinario estado del ser, por que el ego se disuelve. Pero cuidado: El ego
es sutil. Si te deshaces de él en una dirección, llega por la otra; si lo
expulsas por una puerta, entras en la habitación y está sentado en el trono. Ha
entrado por otra puerta. Antes que ni siquiera entres tú, él ya está allí.
Tuve un amigo que tenía un gatito,
un gato muy hermoso, y me preguntó qué nombre debería ponerle. Yo llamé al gato
“Ego”, porque el gato es astuto, y el ego, por supuesto, es muy astuto. No hay
nada como un gato para la astucia. Así que llamamos a su gato “Ego”.
Poco a poco se hartó. Era un hombre
solitario, soltero, sin mujer ni hijos, y siempre quería estar solo, pero el
gato era una molestia continua. Dormía, y el gato saltaba sobre su pecho, o
entraba a la casa con marcas de sangre en sus garras porque cazaba ratones
continuamente, y destrozaba el respaldo de las sillas y desgarraba sus ropas.
Así que era un problema para él; y para un soltero que nunca se había
preocupado por nadie, el gato era demasiado similar a una esposa.
Me preguntó qué hacer. Este “Ego” se
había convertido en un problema; así que le dije: “El ego es siempre un problema. Échalo”.
Él dijo: “Pero el gato se conoce
todos los caminos de la ciudad; volverá”.
Yo le dije: “Vete al bosque”. Así
que se fue al bosque para que el gato no pudiese encontrar el camino a casa.
Penetró más y más en el bosque, y ¡se perdió!!. Entonces sólo había una cosa
que hacer: soltó al gato, le siguió, y volvió a casa. Esa era la única forma;
no había nadie más a quien preguntar. El gato volvió recto como una flecha, sin
dudar ni un solo momento el camino a seguir.
Así que le dije: Tu gato tiene la
cualidad del ego completamente. No puedes echarlo fácilmente; siempre que vas a
echarlo, cuando vuelves a casa, él ya está allí. O a veces puede que te
pierdas, y entonces tendrás que seguirle, porque solo él conoce el camino…
El ego es muy sabio –sabio en su
astucia. (Siempre se las ingenia para prevalecer). Lao Tse no da al ego ningún punto de apoyo, ningún terreno que
pisar, así que no habla de “iluminación”.
De
libro: “Tao: Los tres tesoros”, de Rajneesh (Osho)
Que interesante,siento que conozco ahora ma sobre el ego. No luchare contra el,tengo una gata,bueno a mi no me estorba,aveces me incomda pero siento su cariño. Tambien me es muy util. La quiero y no querria sacarla,abandnarla,no. El ego es astuto y sabio,entonces solo lo observo y el se ira algun dia?
ResponderEliminar