Día 28-9-61.- (Del “Diario N°1”,
de J. Krishnamurti)
En
raros e inesperados momentos, «lo otro»(1) ha venido súbita e imprevisiblemente y
prosiguió su camino, sin invitación y sin que hubiera habido necesidad de ello.
Toda necesidad y toda exigencia interna deben cesar por completo para que ello
sea.
La
meditación en las tranquilas horas de la madrugada, sin ningún automóvil cerca
que metiera ruido, era el descubrimiento de ‘la belleza’. No era el
pensamiento; no era ninguna sustancia externa o interna que estuviera expresándose
a sí misma; no era el movimiento del tiempo, porque el cerebro estaba quieto.
Era la negación total de todo lo conocido, no una reacción sino una negación
que no tenía causa; era un movimiento en completa libertad, un movimiento que
no tenía dirección ni medida; en ese movimiento había una energía ilimitada
cuya misma esencia era silencio, quietud. Su acción era inacción total, y la
esencia de esa inacción es libertad. Había una gran bienaventuranza, un gran
éxtasis que pereció al ser tocado por el pensamiento.
1- “Lo otro”: Es una
de las maneras de como K. se refería a “lo inmensurable”, a ‘La Presencia
indescriptible’… Le llamaba “lo otro” por que es una manera de ‘no describir’
aquello que está más allá del plano del pensamiento, más allá de toda
descripción.
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