Lo
primero, el comienzo (de la búsqueda interior), es siempre la pregunta “¿Quién
soy yo?”; y hay que seguir preguntando. Cuando preguntas por primera vez
“¿Quién soy yo?”, el muladar (el primer
centro o chakra) responderá: “¡Eres el cuerpo!”… ¡Qué tontería!... No hay
necesidad de preguntar, ya lo sabes. Entonces el segundo centro (o chakra)
dirá: “Eres sexualidad”. Luego el tercero dirá: “Eres un sueño de poder, un
ego”; etcétera, etcétera.
Recuerda; tienes que parar cuando no
llegue ninguna respuesta, no antes. Si llega alguna respuesta, “Eres esto, eres
esto”… entonces, ten bien presente que algún ‘centro’ te está dando la
respuesta. Cuando los seis centros (desde el centro básico hasta el entrecejo) han
sido atravesados y anuladas todas sus respuestas… y sigues preguntando “¿Quién
soy yo?” y ninguna respuesta llega de ningún sitio, es silencio total. Tu
pregunta resuena en ti: “¿Quién soy yo?”, y hay silencio, ninguna respuesta
surge en ningún sitio, de ningún rincón. Estás
absolutamente presente, absolutamente silencioso, y no hay ni siquiera una
vibración. “¿Quién soy yo?”…, y solo silencio…; entonces sucede un milagro: ni
siquiera puedes ya formular la pregunta. Las respuestas se han vuelto absurdas.
Primero desaparecen las respuestas, luego la pregunta desaparece también
–porque sólo pueden vivir juntas; son como las dos caras de una moneda…; si una
se ha ido, la otra desaparecerá también. Primero desaparece la respuesta, luego
desaparece la pregunta. Y con la desaparición de pregunta y respuesta, llegas a
‘darte cuenta’: esto es trascendental. ‘Sabes’, y sin embargo no puedes
‘decir’…; sabes, sin embargo no puedes articular palabra acerca de ello. Sabes
desde tu ser quién eres, pero no puedes verbalizarlo. Es conocimiento de vida;
no es escritura (no es una teoría), no es prestado, no es de otros… Ha brotado
en ti…
Y con este brote, eres un Buda. Y
entonces comienzas a reírte porque llegas a saber que has sido un Buda desde el
mismo comienzo; sólo que nunca habías mirado tan profundo. Estabas dando
vueltas y vueltas alrededor de tu ser, nunca habías entrado en tu casa.
Del libro “El Sutra del corazón”, comentado por Rajneesh (Osho)
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