4-9-1961. (Diario 1 de Krishnamurti)
Bajar
desde los valles y las altas montañas y penetrar en una grande, ruidosa y sucia
ciudad, afecta el cuerpo. Era un hermoso día cuando salimos cruzando por valles
profundos, montes y cascadas, hacia un lago azul y anchas carreteras. Fue un
cambio violento pasar del lugar aislado, pacifico, a una ciudad estrepitosa de
día y de noche, a un aire caliente y pegajoso. Por la tarde, mientras uno
miraba quietamente sentado los altos de las casas, observando la forma de los
tejados y sus chimeneas, muy inesperadamente ‘esa bendición’, esa fuerza, la
cualidad de «lo otro»(1) advino con suave resplandor; llenó la habitación y
permaneció en ella. Está ‘aquí’, mientras esto se escribe…
1- “Lo otro”: Es una de las maneras de como K. se refería a “lo
inmensurable”, a ‘La Presencia indescriptible’… Le llamaba “lo otro” por que es
una manera de ‘no describir’ aquello que está más allá del plano del
pensamiento, más allá de toda descripción. ‘Lo Inconmensurable’ no se puede
encerrar en los límites de un concepto, en el terreno del pensamiento. Todo lo
que intente describir a Lo Desconocido, a “lo otro”, entra en el plano de ‘lo
conocido’ (de la forma, del pensamiento), y es un absurdo, ‘un imposible’… Ninguna
palabra o símbolo puede ser realmente fiel de lo que está más allá de toda
palabra y símbolo. Por eso, cuando se trata de la Verdad, de la Esencia, todas las descripciones ‘se quedan cortas’…
Cuanto
más ‘presencia de verdad’ hay en la conciencia, más imposibilidad existe para
describirlo. (Sin embargo, a través del medio del arte, de la música, de la
poesía…, cuando hubo inspiración por el contacto con ‘la Vida pura’, algo del
‘perfume’ puede llegarnos…).
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