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martes, 1 de septiembre de 2015

Un ‘ver’ desde el vacío…


(Del “Diario N°1”, de Krishnamurti)
Día 8-10-1961.-

Había estado lloviendo todo el día; los caminos estaban fangosos, en el río había más agua pardusca y la pequeña cascada estaba metiendo más bulla. Era una noche tranquila, una invitación A las lluvias que no habían parado un momento hasta tempranas horas de la mañana. Y súbitamente salió el sol, y hacia el oeste el cielo estaba y lavado por la lluvia, con esas enormes nubes plenas de luz y esplendor. Era una bella mañana, y mirando hacia el oeste, con el cielo tan intensamente azul, desaparecieron todo pensamiento, toda emoción, y sólo existía ‘un ver desde el vacío’.

Antes del amanecer, la meditación era una inmensa apertura en lo desconocido. Nada puede abrir la puerta, salvo la destrucción completa de lo conocido. La meditación es comprensión explosiva. No hay comprensión sin el conocimiento de uno mismo; aprender acerca de sí mismo no es acumular conocimientos al respecto; la acumulación de conocimientos impide el ‘aprender’; el aprender no es un proceso aditivo; el aprender es de instante en instante, como lo es el comprender. Este proceso total del aprender es la cualidad explosiva que hay en la meditación.

El amor…


Vivencias y reflexiones de de K. relatadas por él mismo, en su “Diario N°1”.

Párrafo del día  4 de octubre de 1961


(…) El amor no tiene continuidad; no puede ser trasladado al mañana, no tiene futuro. Si lo tiene es memoria, recuerdos, y los recuerdos son cenizas de todo cuanto está muerto y sepultado. El amor no tiene mañana; no puede ser encerrado en el tiempo y convertido en algo ‘respetable’. El amor está ahí cuando el tiempo no está. El amor no tiene expectativas ni esperanzas; la esperanza engendra la desesperación. No pertenece a ningún dios y, por tanto, a ningún pensamiento ni sentimiento. No puede ser conjurado por el cerebro. Vive y muere a cada minuto. Es destrucción sin mañana. El amor es destrucción.